La odontología estética ha ganado mucha relevancia, y cada vez son más los pacientes que nos demandan una sonrisa de cine. Los defectos estéticos incluyen una gran variedad de condiciones que van desde dientes anteriores ausentes, hasta el cambio de coloración de los dientes; esto a menudo nos obliga a aclarar el color de los dientes. Haciendo referencia al blanqueamiento podremos distinguir dos tipos, en función del estado del diente (vital o no).
El bruxismo es un hábito muy frecuente en la sociedad moderna. Se trata de un movimiento o reflejo inconsciente, que consiste en la contracción rítmica y repetitiva de los músculos de masticación produciendo un chirriar o apretar de dientes con fuerza. Muy pocas veces se acude al dentista por este motivo. Normalmente es el profesional el que al realizar la revisión bucal rutinaria lo detecta. El paciente, que no es consciente de su problema, se queda sorprendido y le cuesta entender el mecanismo de esta parafunción El hecho de apretar los dientes es mucho más frecuente durante las horas nocturnas, ya que cuando estamos durmiendo no actúan los sistemas de alerta que tenemos durante la vigilia. De todos modos, a lo largo del día cuando estamos concentrados en nuestro trabajo, conduciendo, Estudiando o mirando la televisión; también se produce este hábito de apretar los dientes, entonces nuestro mecanismo de alerta nos ayuda a que no lo realicemos durante un período muy largo de tiempo o con demasiada fuerza. El bruxismo está casi siempre relacionado con situaciones de estrés, ansiedad, nervios o pequeñas frustraciones cotidianas. Esta alteración funcional conlleva toda una serie de consecuencias, como el desgaste de los dientes anteriores y las muelas. Debido a este desgaste, hay pacientes que relatan que al despertarse por la mañana sienten una sensación cono de arenilla en la boca, son sus propios dientes que las está desgastando. Por norma, los dientes anteriores son las primeras en perder sustancia dental. Se empiezan a desgastar las cúspides de los colmillos y premolares, que van perdiendo su forma característica con punta. Poco a poco, se va disminuyendo la altura original de los dientes, haciéndose más pequeños y cortos. Desgraciadamente, todas estas alteraciones en la estructura del diente, como la pérdida de capas de esmalte hacen que los elementos dentales sean más sensibles a los cambios de temperatura, ácidos, etc., Haciendo nuestros dientes más propensos a tener caries, así como creando zonas retentivas donde se quedan restos de comida.